¿Ya te visitaron del Censo? La semana pasada, recibí la visita del Censo, como muchos en estos días. Una de las preguntas que me hicieron, por cada una de las personas que vivían en el hogar, fue si sabían leer y escribir. ¿Sabías que por allá por 1900, más de la mitad de la población era analfabeta? En algún momento de nuestra historia definimos como país que la alfabetización era importante, ¿y qué hicimos? medimos. Eso permitió, en primer lugar, entender la necesidad real. En segundo lugar, identificar focos. La tasa de analfabetismo era mayor en las mujeres que en los hombres, y era bastante mayor en la población rural que en la urbana, lo que llevó a definir políticas específicas para esos grupos. Y por último, nos permitió monitorear el progreso, lo que de hecho seguimos haciendo hasta el día de hoy, las últimas cifras de analfabetismo alcanzan el 3,6% y las brechas de género y de ruralidad se han ido acortando.
Al igual que con la alfabetización, medir el aprendizaje socioemocional es indispensable si queremos generar cambios. Los resultados de recientes revisiones de meta análisis muestran la evidencia recopilada en las últimas décadas: los programas de aprendizaje socioemocional (ASE) producen mejoras significativas en varios indicadores de desarrollo personal, social y emocional de los estudiantes. El aprendizaje socioemocional es la base para todo aprendizaje y por lo tanto, un pilar fundamental para las comunidades escolares. De acuerdo a CASEL, una comunidad que busca integrar el ASE de manera efectiva mide regularmente y utiliza los datos para establecer objetivos de mejora.
Medir nos permite en primer lugar comunicar la relevancia del aprendizaje socioemocional y establecer un lenguaje común. Cuando empezamos a medir la alfabetización, se logró poner el foco en la alfabetización de todas las personas, no solo de los escolares, y generar un lenguaje común respecto a qué significaba ser analfabeto (mayores de 15 años que nos saben leer y escribir). Una comunidad que mide su aprendizaje socioemocional le está dando relevancia y está generando reflexión en torno a estos temas. De hecho en Chile también hemos avanzado en ese sentido, relevando el aprendizaje socioemocional con dos políticas públicas relacionadas a la medición de indicadores socioemocionales, los Indicadores de Desarrollo Personal y Social del SIMCE y el DIA Socioemocional de la Agencias de Calidad.
En segundo lugar medir permite establecer objetivos realistas de crecimiento. Al comprender el estado actual de las competencias socioemocionales de los estudiantes, podemos definir metas que sean adecuadas a su nivel de desarrollo y que consideren su progreso individual. El ASE es un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo, y por lo tanto, es crucial considerar las etapas del desarrollo de los estudiantes. Cada etapa presenta características y desafíos únicos que deben ser tomados en cuenta al diseñar estrategias de enseñanza y aprendizaje, así como al establecer expectativas de mejora en habilidades. El desarrollo de las competencias socioemocionales no solo depende de factores individuales, sino que también está fuertemente influenciado por el ambiente. Por este motivo, la medición del ASE debe incluir dimensiones que consideren el contexto en el que se desenvuelven los estudiantes. El clima escolar, las relaciones entre pares, las expectativas y prácticas de los docentes, son variables que aportan información valiosa a la hora de definir objetivos y acciones.
En tercer lugar medir el ASE permite evaluar la efectividad de las acciones que se estén realizando. Al igual que en el ámbito académico, donde evaluamos el aprendizaje para verificar si se están logrando los objetivos establecidos, la evaluación del ASE nos permite identificar si las estrategias implementadas están dando los frutos esperados. Esta evaluación del ASE entonces no debe ser un punto final, sino más bien el inicio de un ciclo de mejora continua. Los resultados obtenidos nos informan sobre qué está funcionando bien y qué áreas requieren atención. A partir de esta información, podemos realizar ajustes y modificaciones a las estrategias implementadas, definir acciones para grupos específicos e incluso implementar nuevas acciones si es necesario.
Es importante tener en cuenta que la medición socioemocional es un área relativamente nueva y aún en desarrollo. Si bien existen instrumentos, no hay aún muchos instrumentos validados científicamente como los que encontramos para medir otras competencias académicas o cognitivas.
Entonces si el ASE es importante para ti como comunidad, ¡mídelo!
Te dejamos 3 sugerencias a considerar cuando estés decidiendo cómo medir y qué datos obtener.
Selecciona instrumentos que generen datos significativos: es crucial elegir instrumentos que midan aspectos del ASE que sean relevantes para los estudiantes, su aprendizaje y el contexto educativo que los fortalece. Los datos obtenidos deben aportar información valiosa para la toma de decisiones y el desarrollo de estrategias de intervención.
Nutrirse de datos que entreguen información sobre áreas de fortaleza y áreas de mejora: los datos del ASE pueden revelar las áreas en las que los estudiantes han desarrollado en mayor medida sus competencias socioemocionales o bien aspectos del ambiente que están nutriendo el desarrollo de dichas habilidades. Esta información puede ser utilizada para reforzar estas fortalezas y compartir buenas prácticas con otros docentes. Los datos también pueden revelar áreas en las que los estudiantes necesitan apoyo adicional. Esta información puede ser utilizada para desarrollar estrategias de intervención general o también brindar recursos específicos a los grupos de estudiantes que los necesitan.
Priorizar datos que muestran información sobre líneas de acción concreta para lograr esas mejoras: los datos por sí solos no bastan para generar cambios. La forma en que se presentan los datos debe facilitar su análisis e interpretación. Esto permitirá a los educadores y equipos de trabajo comprender mejor los datos y utilizarlos para tomar decisiones informadas.
En Fundación ama+ sabemos la importancia de medir los indicadores adecuados para quienes están trabajando por implementar el ASE Efectivo en contextos educativos. Por eso desarrollamos un instrumento de medición llamado Barómetro Socioemocional. Es una evaluación de autorreporte, con respuestas en escala tipo Likert de 5 puntos que incluye dimensiones que miden competencias socioemocionales, el bienestar y percepciones del ambiente escolar. Tiene una versión para estudiantes de cuarto básico a cuarto medio, otra para los funcionarios de las comunidades educativas y una versión para las familias enfocada en fortalecer la colaboración familia escuela. Ya hay muchas comunidades que lo han aplicado y nuestras encuestas posteriores nos muestran que efectivamente recoge datos significativos, que les ayudan en la toma de decisiones, y les permite definir acciones concretas de mejora.
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