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El Corazón de la Educación





El corazón es un órgano vital, y sabemos que debemos cuidarlo para que pueda latir muchos años y así vivir y permitir al resto del cuerpo funcionar adecuadamente. Cuando el corazón comienza a fallar, ocurre un detrimento en el resto de los otros órganos y los sistemas del cuerpo y la calidad de vida se empieza a ver disminuida.


De la misma manera que en nuestro cuerpo, vemos a la educación como un “sistema” cuyo órgano principal, su corazón, son las y los profesores.


Lamentablemente sabemos que este corazón no anda bien hace un buen tiempo, y la pandemia ha sido como un examen en profundidad que ha revelado al mundo cuán maltrecho está: agotamiento, burn out, deserción, licencias, estrés, son sólo síntomas de un grave problema sobre el cual queremos reflexionar en este día del profesor.


Si bien durante nuestras experiencias con docentes a lo largo de todo Chile hemos conocido personas extraordinarias, con enorme vocación y sentido de propósito en lo que hacen, muchos de ellos viven en una tremenda precariedad emocional. Con esto nos referimos a que las y los docentes conviven con las emociones, propias y las de sus estudiantes, sin tener herramientas adecuadas para gestionarlas en pos de su bienestar.


Los resultados de nuestro Barómetro Socioemocional Docente, una encuesta que mide competencias, indicadores de bienestar y aspectos del ambiente escolar, la cual hemos aplicado a más de 100 docentes este año, revelan que la regulación emocional es la competencia menos desarrollada, que hay baja frecuencia de hábitos saludables y que las emociones más frecuentes entre los docentes son el cansancio y la ansiedad.


Quizás por mucho tiempo esta realidad de las “emociones docentes” puede haber sido considerada irrelevante para el desempeño profesional, o algo exclusivamente personal e individual. Sin embargo, hoy existe mayor conciencia de la necesidad de un cuidado sistémico a la profesión docente, por la relevancia que tienen las emociones en los procesos de aprendizaje. Sin duda que hay muchos directivos y sostenedores preocupados de esta realidad intentando entregar a sus equipos la contención que necesitan, pero nos falta profundizar más a nivel de culturas escolares. Es un buen inicio realizar acciones de bienestar, como jornadas, actividades sociales, entretenidas, etc. Sin embargo, estas acciones pueden caer en saco roto si la cultura escolar es incongruente con el concepto de cuidado. Incluso en organizaciones, más allá de las escuelas, donde se pagan altos sueldos, se dan días libres para los cumpleaños y masajes relajantes, las personas sienten malestar si perciben falta de autonomía, poco espacio de participación o que sus vidas personales no son importantes para nadie.


A nivel de cultura organizacional, ¿cómo se puede construir un ambiente emocionalmente seguro? Esta pregunta se ha hecho en repetidas ocasiones con el foco puesto en los estudiantes (¡¡lo cual está muy bien por cierto!!), pero no habrá seguridad emocional para los estudiantes si los docentes no sienten esa seguridad tampoco.


Queremos definir el concepto de seguridad emocional, porque si bien es de uso frecuente en el último tiempo, no siempre se entiende de la misma manera. La seguridad emocional a la cual nos referimos, dice relación con la certeza de que cualquier emoción es bienvenida y sea como sea que se exprese, encontrará en la comunidad algún espacio para ser contenida. La seguridad emocional presupone una red muy fuerte de vínculos positivos en la comunidad escolar, donde cada persona tiene al menos a una persona (ojalá más) con la que puede contar sea para lo que sea. La seguridad emocional también implica que el error será tratado con un enfoque de aprendizaje y no de manera punitiva, especialmente en las escuelas donde el motivo de su existencia es el aprender y sin error no hay aprendizaje. Esto a veces puede entenderse como que hay que “dejar pasar”, pero en realidad es todo lo contrario. Los docentes necesitan un feedback realmente constructivo, que potencie sus fortalezas y que les informe claramente no sólo lo que hay que mejorar sino cómo hacerlo y cómo pedir ayuda.


Por último, un ambiente emocionalmente seguro permite que todas las voces puedan ser escuchadas. No siempre estarán las personas de acuerdo en todo, y en muchas ocasiones hay un liderazgo que tiene que tomar decisiones complejas. Pero cuando se consideran las diferentes perspectivas en una comunidad escolar, las decisiones que se toman son más conscientes de las emociones de otros y las soluciones a los problemas son infinitamente más creativas.


En esta semana en que estamos celebrando el día del profesor, esperamos que además de los regalos, desayunos y actividades, se puedan abrir espacios para hablar de la seguridad emocional que necesitan las y los docentes de nuestro país.


Como Fundación queremos regalar un espacio de cuidado a los docentes, totalmente abierto y gratuito, el próximo jueves 14 de octubre a las 17.00 hrs. Hablaremos de sus emociones y entregaremos 3 estrategias para gestionarlas. Inscríbete aquí.


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