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No persigas el Bienestar ¡Practícalo!

Si algo podemos "agradecer" a la pandemia, es que puso el bienestar en el centro de la conversación. El tema se volvió tendencia. El problema es que, aunque se habla mucho de él, no siempre estamos entendiendo lo mismo.


Detente un momento y piensa: ¿Qué es para ti el bienestar? ¿Qué significaría en tu escuela? ¿Es un tema prioritario en tu comunidad educativa?


Es cierto que pueden existir tantas definiciones de bienestar como personas. Sin embargo, desde el surgimiento de la Psicología Positiva, hemos acumulado una gran cantidad de evidencia científica que nos ayuda a comprenderlo en profundidad.


Uno de los hallazgos más reveladores es que el bienestar no es un destino final o un estado que se "alcanza" de una vez y para siempre.

Aunque existen muchos instrumentos para medir la felicidad o el bienestar subjetivo, lo que realmente nos muestran las investigaciones es que las personas con altos niveles de bienestar no están obsesionadas con "buscarlo".


Más bien, lo practican.


¿Qué significa "practicar" el bienestar?


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Significa entender que el bienestar es una habilidad o, mejor dicho, un conjunto de habilidades que se pueden entrenar.


Las personas que reportan una alta satisfacción con sus vidas no son aquellas que esperan pasivamente a que las cosas buenas sucedan. Son personas que, activamente, realizan comportamientos que les proporcionan satisfacción, placer, sentido, conexión y autonomía. Esto, a su vez, les permite manejar mejor el estrés, sentirse competentes, alcanzar logros alineados con sus propios objetivos y enfrentar todos desafíos de la vida.




¿Se nace o se hace? El mito del "talento" para ser feliz


Seguramente te estás preguntando si esto es igual para todos. Como con cualquier habilidad, hay personas que parecen tener un "talento" innato. La genética juega su papel.


La investigadora Sonja Lyubomirsky, una referencia en el tema, estima que nuestro punto de partida genético podría influir hasta en un 50% en nuestros niveles de bienestar. Sin duda, debe existir algún "Messi de la felicidad" que nació con un perfil genético más optimista.


Pero aquí viene la clave: incluso Messi, tuvo que entrenar duro para ser una estrella.


Martin Seligman, considerado el padre de la Psicología Positiva y promotor número uno de esta ciencia, ha confesado en múltiples ocasiones que él mismo nació con un temperamento pesimista y una tendencia natural hacia la melancolía.


¿Qué quiere decir esto? Que, sin importar nuestra genética, todos podemos aprender a practicar el bienestar. Y al revés: muchos "virtuosos" del optimismo pueden perder ese capital genético si no cultivan activamente las claves del bienestar.


El contexto importa (y en la escuela, importa mucho)


Ahora bien, ¿basta con la práctica individual? ¿Solo siendo perseverante y desarrollando hábitos seré feliz?


No necesariamente. El contexto es fundamental.


Así como hay países donde es objetivamente más fácil practicar el bienestar (el dinero no hace la felicidad, pero la pobreza extrema no ayuda; la falta de libertad, la corrupción o la desconfianza social son barreras reales), lo mismo ocurre en una organización como la escuela.


Una escuela donde predominan las emociones negativas, donde hay escasa autonomía profesional, malas relaciones interpersonales y pocas oportunidades de desarrollo, no es un terreno fértil para el bienestar.


De hecho, un contexto laboral tóxico puede agotar, desmotivar y minar la vitalidad incluso de las personas con mayores competencias de bienestar personal. Por lo tanto, cualquier conversación sobre bienestar debe abordarse siempre desde una doble perspectiva: la práctica individual (lo que yo puedo hacer) y el contexto organizacional (lo que construimos como comunidad).


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Un entrenamiento en 3 niveles


Para lograr una buena práctica de bienestar, al igual que en el deporte o cualquier disciplina, se requiere un conjunto de estrategias y hábitos para ser expertos en bienestar. Tenemos que entrenar en tres niveles. Imagina que estás construyendo un edificio de tres pisos.


Nivel 1: La Vida Sana 

El primer piso es la vida sana. Somos una integración de lo físico, lo mental y lo espiritual. Nuestro cuerpo requiere cuidados que no siempre le damos. Una buena alimentación, un buen sueño y una buena dosis de actividad física son esenciales para el bienestar.

Existe mucha evidencia de la relación de estos elementos, o la ausencia de ellos con la salud y enfermedad mental. 


Nivel 2: La Vida Placentera


Este nivel se enfoca en nutrir activamente las emociones positivas. En la vida muchas veces no podremos evitar eventos negativos que pueden provocarnos dolor, rabia, tristeza, frustración. Las personas resilientes tampoco. Un hábito común en ellas es que ,aún cuando sienten todas esas emociones dolorosas o incómodas, aumentan sus emociones positivas. ¿Cómo puedes hacerlo?


  • Busca espacios para lo que disfrutas: Date el permiso de hacer cosas que genuinamente te gustan, por simples que parezcan, y hazlo todos los días o de manera frecuente. 

  • Practica la gratitud: Entrena a tu cerebro para notar lo bueno. Anotar tres cosas por las que estás agradecido antes de dormir puede cambiar tu enfoque del déficit a la abundancia.

  • Sonríe: Puedes aumentar el juego y el humor en tu día a día. Pero incluso sabemos que el solo acto de sonreír envía una señal a tu cerebro de que estás bien, y te hace sentir un poco más alegre. Intenta sonreír cada vez que entres a una reunión o a una clase, y déjate sorprender por su efecto.


Nivel 3: La Vida Significativa


Este nivel es el que Aristóteles llamaba “eudaimonia” y se refiere a un nivel quizás más profundo que da una consistencia superior al bienestar. Cuando construimos este piso del edificio, puede fallar de repente la vida sana o la vida placentera, y aún así mantener un alto bienestar. Es el "para qué" vivimos y cómo nos conectamos con algo más grande que nosotros mismos.


  • Practica tus fortalezas: identifica tus virtudes tus "fortalezas de carácter" y busca la forma de usarlas más a menudo. Te recomendamos hacer el test de las fortalezas de la psicología positiva en https://www.viacharacter.org/. Es un test gratuito que te ayudará a tener una mayor autoconciencia de esas cualidades que tienes y que son un don para el mundo.


  • Encuentra un propósito: Conecta tus fortalezas con lo que haces y con una necesidad del mundo que te interpela. ¿Para qué haces lo que haces? ¿Por qué te levantas cada mañana? ¿Por qué estás en una escuela en la función que sea? 


  • Cultiva la amistad: Cultivar relaciones positivas y profundas es la práctica de bienestar más robusta de acuerdo a miles de investigaciones. Uno de los estudios más importantes sobre el desarrollo en la vida adulta concluye que la “soledad mata” y que si hay una sola cosa que puedes elegir hacer para cambiar tu vida es crear conexiones profundas y significativas. No es cantidad es calidad.


El bienestar, entonces, no es un premio que se gana al final del año escolar. Es el resultado de pequeñas acciones diarias, tanto tuyas como de la comunidad que te rodea. No se trata de "llegar a ser" feliz, sino de "practicar" la felicidad, día a día.


Cultivar la práctica del bienestar en las comunidades educativas no es algo fácil, porque existe mucha negatividad en torno a la educación. Abunda un lenguaje enfocado en el déficit, relaciones frágiles y una constante sensación de estrés. Para construir este edificio te podemos ayudar con nuestras capacitaciones y jornadas de bienestar, que cuentan con un enfoque práctico pero sustentado en evidencia.


Si quieres saber más cotiza acá.

 
 
 

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