En Fundación ama+ estamos comprometidos con el bienestar de las comunidades escolares, por ello hemos publicado estas últimas semanas una serie de tips para aprovechar las vacaciones y vivirlas cómo un profundo proceso de recuperación.
Daniel Siegel, uno de los más prestigiosos exponentes de la sicología positiva, nos presenta su plato de la mente sana con 7 hábitos para favorecer la recuperación y el bienestar personal. Es una propuesta genial porque en sus propias palabras “tener algún tipo de guía práctica para propiciar el bienestar mental es un complemento positivo a los numerosos estímulos contrapuestos que nos distraen y nos agobian en la era moderna.” (283)
Sobrevivir a estos estímulos debiera ser el objetivo de nuestro descanso estival, y claro descansar de manera conciente no es tarea sencilla, por eso hoy traemos el hábito para la mente sana de darnos tiempo de inactividad.
“Como personas ocupadas en un mundo ocupado, podemos pensar que siempre hay «algo más que hacer» y estar con una sensación de agobio constante. Es fácil sentirse siempre obligado a «hacer», en vez de sencillamente «ser». El tiempo de inactividad reconoce la importancia de un tiempo dedicado sencillamente a no hacer nada en concreto, «tranquilizándonos» para relajarnos y simplemente ser.” (286)
Al lograr el reposo nuestro cerebro se dedica a recomponer su estado e integrar las experiencias , “por lo que dedicarnos intencionadamente un tiempo para simplemente «ser» puede hacer que estos circuitos integradores se repongan de todas las actividades que captan nuestra atención a lo largo del día.”
La invitación en estas vacaciones es a respetar nuestro tiempo de inactividad y durante 30 minutos al menos, renunciar a ponernos metas en nuestra actividad, realizarlas cómo contemplación de ellas mismas. O permitir que se nos sorprenda sin exigirnos actividad alguna.
No confundir la inactividad, esta pausa en nuestro hacer con el tiempo de juego. Mientras “el tiempo de inactividad es la forma en que sencillamente desconectamos y recargamos el cerebro, y el tiempo de juego es el momento de diversión, de participar espontáneamente en la experiencia” junto a otros.
Una forma sencilla de comprenderlos es que en la inactividad (este ocio recuperador) no tenemos nada programado, ni planes ni objetivos que alcanzar. Simplemente estamos y somos, ya sea frente a una playa hermosa, o en viendo televisión sin preocuparse por seguir atentos a los personajes, un momento de “hacer como que leemos” con un libro en el que no pasamos la página.
Respeta tus tiempos de inactividad, es “importante para dejar sencillamente que el cerebro descanse, para recargar y encontrar un modo de «relajarse» sin cumplir una tarea establecida.” Y esto es un desafio gigantesco, especialmente para padres y profesores, siempre ocupados y con la noción de aprovechar cada segundo disponible.
Siegel, Daniel. (2016) NEUROBIOLOGÍA INTERPERSONAL, Un manual integrativo de la mente.