¿Cansado del Estrés en tu Escuela? 3 Prácticas para Activar el Optimismo y la Curiosidad
- Fundación ama+

- 28 ago
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 29 ago

Entré con el director a una sala de primero básico. La clase era dinámica y los estudiantes trabajaban en grupos pequeños resolviendo un problema juntos. Era un gozo escuchar el ruido de conversación animada y ver a la profesora moverse por la sala, motivando a sus estudiantes. El cierre fue genial: la profesora logró la participación de varios niños, incluso de aquellos que no habían levantado la mano. Escuchó con atención cada respuesta y recordó amablemente las normas de participación cuando alguien interrumpía.
Luego lo acompañé en la retroalimentación, y lo primero que le preguntamos fue cómo se había sentido. Su respuesta nos sorprendió: "Los niños se portaron pésimo, no creo que haya funcionado. Había mucho ruido y se interrumpían constantemente. Quizás les di demasiado espacio para opinar. Este curso es muy difícil".
¡¡¡¡Nooo!!!! pensé para mis adentros. ¿Cómo podía ser que hubiéramos visto una clase tan diferente?
El director, con gran habilidad, logró que esta profesora, frustrada e insegura, saliera de la oficina satisfecha y con ganas de volver a hacer un trabajo en grupo en el curso. ¿Cómo lo hizo? Usando la indagación apreciativa para su retroalimentación.
La escuela que ves es la escuela que tienes
Si te preguntaran: ¿cuál es la realidad de tu escuela? ¿Qué dirías? La realidad se construye con nuestra mirada y nuestro lenguaje. La escuela que ves es la escuela que tienes. Lo que dices sobre tu escuela se convierte en la realidad de tu escuela. Estas simples ideas son la base para transformar la educación.
Las miradas negativas y el discurso centrado en el déficit abundan. Constantemente analizamos los problemas y las carencias, y, sin darnos cuenta, caemos en una rumiación constante de pensamientos y emociones negativas.
Piensa en tu última semana. ¿Cuánto tiempo dedicaste a los problemas y cuánto a los logros y las cosas positivas? Esta rumia es una fuente inagotable de estrés que genera desconfianza, miedo y frustración. En este clima, ¿quién puede realmente disfrutar? ¿Cómo puede surgir la creatividad, la pasión y la curiosidad?
No se trata de negar los desafíos reales, sino de enfocarse en las fortalezas y recursos para enfrentarlos.
La indagación apreciativa: una revolución cognitiva
La indagación apreciativa es más que una técnica; es una revolución cognitiva que nos invita a cambiar el lente con el que miramos la realidad. No se trata de ignorar los problemas, sino de reorientar nuestra energía hacia lo que sí funciona en la escuela. Es una metodología que nos ayuda a romper el ciclo de la negatividad y a activar el optimismo.
Aquí te mostramos 3 prácticas fundamentales para aplicar esta metodología transformadora, y te contaremos cómo el director las usó con la profesora de primero básico.
1. Preguntas y lenguaje constructivo
La primera herramienta es el lenguaje. Al reemplazar "¿Qué está mal aquí?" por "¿Cuándo hemos logrado esto antes?", comenzamos a activar un nuevo camino mental. Este cambio amplifica lo positivo y pone los problemas en perspectiva, sin eliminarlos. Nos permite ver la luz al final del túnel y reconocer que somos capaces de solucionar desafíos.
Cuando la profesora nos habló de su frustración, el director le preguntó: “¿Y cuál crees que fue el mejor momento de la clase?”. Esa simple pregunta cambió por completo el rumbo de la conversación. Luego, él describió lo que había visto: "la gran mayoría de los estudiantes interesados" y "tu capacidad de lograr la participación de varios niños". Cuando ella mencionó que el curso era difícil, él le dijo: "Has asumido un gran desafío, ¿qué es lo que te resulta más fácil con este curso?".
2. Identificación de recursos y fortalezas
La indagación apreciativa nos invita a generar espacios de diálogo donde la comunidad pueda reconocer sus propios recursos, sus momentos de éxito y sus fortalezas. No más catarsis que giran en torno a lo malo que ha pasado. Se trata de usar esa energía para construir sobre lo que ya funciona.
El director continuó profundizando en las fortalezas: “Vi que habías preparado muy bien la actividad. Los tiempos estuvieron perfectos y el material era muy interesante. ¿Qué fortalezas tuyas te ayudaron a hacer una clase como la que vi?”.
Es sorprendente cuánto les cuesta a los docentes mencionar sus cualidades. Es urgente que se reconecten con sus fortalezas. Una retroalimentación que solo se enfoca en corregir y señalar lo que faltó no aumenta su sentido de competencia, genera resistencia y angustia.
En cambio, la retroalimentación enfocada en fortalezas genera todo lo contrario. Cuando un docente conecta con sus mejores cualidades, no sólo acepta la corrección, sino que incluso te pide que lo observes más para mejorar.
Esta práctica también se puede aplicar en reuniones de equipo o con apoderados. En lugar de comenzar con "No hemos logrado…", empieza con "Hemos logrado... y ahora queremos más...".
3. Creación de una visión compartida
A partir de estas conversaciones, la comunidad elabora una visión compartida del futuro. Esta visión no nace de la reacción al miedo, sino de la inspiración de lo que es posible. No es un pensamiento mágico, sino un optimismo anclado en recursos y fortalezas reales. Cuando un equipo se enfoca en esta visión, el camino para lograrla se vuelve claro, y la motivación, la curiosidad y la creatividad fluyen de manera natural.
El director cerró la conversación con la profesora con una pregunta poderosa: “Después de ver todo lo que lograste hoy, ¿cómo te imaginas lo que alcanzarás con tus estudiantes al final del año?”. Así ella pudo describir una visión concreta de lo que quiere lograr, la cual es una guía para realizar acciones en el presente para alcanzarla.
El cambio comienza con un nuevo enfoque
Adoptar un enfoque apreciativo es un acto de valentía. Cuando dejamos de rumiar en lo que falta, reducimos el estrés y la frustración. Cuando nos enfocamos en las fortalezas, no solo las amplificamos, sino que también recuperamos la confianza en nosotros mismos y en nuestros equipos.
La indagación apreciativa nos enseña que el cambio no surge de criticar lo que está roto, sino de nutrir y fortalecer lo que funciona.
Te invito a caminar hoy por tu escuela e identificar al menos 3 cosas positivas que te llenen de entusiasmo. ¿Cómo sería tu escuela si te enfocaras en lo que ya tienes?
Comienza la revolución apreciativa experimentando con nuestra pauta para reuniones apreciativas. Y si quieres potenciar tu liderazgo adquiriendo las herramientas para implementar esta metodología revisa nuestro coaching de liderazgo.





Comentarios